lunes, 14 de septiembre de 2015

Reconocer tus pecados te lleva al encuentro con Jesús

INSTITUCIÓN TECNICA EDUCATIVA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
AREA: RELIGIÓN
DOCENTE: MG. EDGAR DUARTE
http://profeedgarduarte.blogspot.com/p/religion.html
SEXTO GRADO


RECONOCIENDO TUS PECADOS TE LLEVA AL ENCUENTRO CON JESÚS



Del Santo Evangelio según San Lucas 5,1-11: Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador... A partir de ahora serás pescador de hombres

La Pesca milagrosa: "En aquel tiempo, una multitud se amontonó alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron." Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco:


Pedro experimenta el encuentro con Cristo viendo su propio pecado: ve la fuerza de Jesús y se ve a sí mismo. Se inclina a sus pies diciendo: "Señor, aléjate de mí, porque soy un pecador". En este encuentro entre Cristo y mis pecados está la salvación
El lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son los propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse precisamente pecador y salvado por la sangre de Cristo, de este Crucificado, es un cristiano a mitad de camino, es un cristiano tibio.
La fuerza de la vida cristiana y la fuerza de la Palabra de Dios está precisamente en aquel momento donde yo, pecador, encuentro a Jesucristo y aquel encuentro da un vuelco a la vida, cambia la vida… Y te da la fuerza para anunciar la salvación a los demás.

Debemos preguntarnos también nosotros:

1. "¿Soy capaz de decir al Señor: Soy pecador?". No en  teoría, ¿sino confesando el pecado en concreto?
2. ¿Soy capaz de creer que precisamente Él, con su Sangre, me ha salvado del pecado y me ha dado una vida nueva?
3. ¿Tengo confianza en Cristo?


ACTIVIDAD:


1. Copia en el cuaderno el evangelio según San Mateo 23,1-12.

2. ¿Como ves tu vida espiritual respecto a la vida espiritual de Jesús?

3. ¿Qué crees que sintió Pedro al ver semejante milagro? ¿Qué pensó de Jesús?, ¿Sientes lo mismo? Coméntanos. 

4. Somos pecadores, con todas nuestras debilidades, pareceríamos indignos de Él. ¿Cómo puedo demostrarle a Jesús que le busco? Que lo quiero en mi vida? ¿Qué deseo estar con Él?

5. Propósito de la semana: “Me preguntaré en cada acción que vaya a tomar, en cada pensamiento, si eso es lo que haría o pensaría Jesús y actúo en consecuencia

6. Haz un dibujo inspirado en el evangelio de Hoy.

7. Oración: Haz la siguiente oración de corazón: “Jesús, mi Dios y mi Señor, cuando voy y me encuentro contigo en la oración siento que tengo un momento de sanación, de liberación, de descanso y reposo para mi alma. En ese momento dejo todo el peso de mis cargas y me centro en la energía restauradora de tu amor. Por eso, por el poder de tu palabra, quiero echar las redes, estar confiado en tus promesas, porque quien te sigue, no le alcanzará nunca el fracaso, ni será abatido por el desaliento y la desesperanza, porque Tú todo lo puedes, todo lo transformas. Cuento con tu amor y tu poder, con esa amistad que siempre suple en momentos de extrema necesidad. Hoy, más que nunca, por mis dificultades y problemas, necesito de tu acción poderosa sobre mí, que mi corazón se llene de tu bendición y sea capaz de vivir con fe cada situación y reto de esta vida. Confío en tu misericordia que me van transformando y me va configurando con tu Espíritu. Creo Señor, pero aumenta mi fe”. Amén.

Espero les haya servido, hasta pronto...


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